miércoles, 10 de enero de 2018

10


A veces siento que casi no puedo ni andar, mientras que ellos no dejan de correr,
pero también me doy cuenta de que
con cada uno de mis pasos
me pican los mosquitos,
me arañan las arañas;
La tierra,
Sí, Mi tierra,
la que piso descalzo,
me seca los pies cansados
de un sudor—puede que—demasiado sensible.

Aún sigo arrancando las hojas de los árboles
y me impregno de ellas.
Las corto con mis uñas nerviosas,
las hago pedacitos
y esparzo su naturaleza
por el suelo entristecido.
Mis dedos aún caminan por la ciudad
buscando paredes rugosas,
gotelés callejeros que absorber.
Manos, pies, dedos y uñas,
todos despiertos y libres,
alejados de pantallas y pulgadas—ya casi—transparentes.

Qué pronto me he hecho viejo
y a la vez niño
Qué adultos alejados están ellos


No hay comentarios: